miércoles, 30 de noviembre de 2011

Humo, lágrimas y obscuridad.

El aire huele a muerte, a nostalgia, a lágrimas en la oscuridad, a soledad y a tristeza.


Huele a decepción y cansancio, se unen mil pensamientos y recuerdos, que se queman en una vela encendida.


Con las rodillas sangrantes pedimos perdón, sintiendo el suelo frío. Quema las esperanzas, ya no las necesitas; ahora pesan y estorban.


Resígnate al frío eterno, a la desolación, a las entrañas de la tierra o al viento de la noche.


Juntos vemos nuestra desgracia, sintiendo miedo...


Juntos amamos y odiamos; pero algo es seguro...


Nacemos solos, y morimos solos.

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